martes, 10 de mayo de 2011

Amores que marcan historia.


-Odio que sufra por mí. Pensaba.
Pero la esperanza seguía ahí, en sus corazones.
-Es un poco desesperante. pensaba él. Pero aun así, no puedo evitar sentir todo esto aqui dentro.. Todo por ella.

Fue una noche de noviembre. Esas noches que pensamos que serán lindas.. ¿Pues que noche de noviembre no lo es?
-Ah vuelto a suceder. Dijo él.
Ella, solo agacho la mirada. Sabía que era verdad.
-Lo siento. Dijo él. Ya no puedo más. Te adoro con todo el corazón pero el constante cansancio con el paso de los días, me ah derrotado.
Ella sentía que sú corazón simplemente quería salir conrriendo de sú cuerpo.. No soportaba más.
-Yo entiendo. Te eh tenido a la fuerza solo por el simple hecho de pensar que el amor es suficiente. Eh estado obstruyendo tú camino a la felicidad.
-No. Dijo él. Ahi es donde te equivocas. Tú eres ese camino, lamentablemente hay caminos que aveces aunque queramos, no podemos tomar.
- Entiendo. Aun así no quiero ser quien te aleje cada vez un poco más de la vida. Ya no te pedire que te quedes más. Te dare lo que tu quieras.
- Yo no quiero nada, ya. Dijo él.
- Entoncés.. Nada será. Dijo ella.
Ella se alejo un poco abriendo camino para que él pudiera partir. No deseaba sentir un roze de su piel, pues solo eso bastaría para saber que no lo queria lejos de su vida. Pero no.. Hoy no.
-Debo ser fuerte. Pensaba.
El empezo a caminar sin mirar atrás. Ella solo lo observaba alejarse cada segundo un poco más. -Fue lo mejor, fue lo mejor.. Se repetía a sí misma tratando de evitar que las lágrimas salieran a tocar su rostro.
El yacía unos metros lejos cuando ella decidio olvidar todo y gritar: ¡Espera!
El volteo con sus ojos rojos y regresó.
-¿Qué quieres? No hagamos esto mas difícil. Dijo el.
-Solo quiero que sepas algo antes de que te vayas.
El decidió escuchar tomando un enorme suspiro.
Ella, con una voz agrietada y llena de lamento, decidió gritar al viento:
-¡Te amo! Te amo de una manera que nunca lograste entender. Te amo más que a cualquier otro hombre que haya pasado por este corazón. Tú fuiste ese pedazo de cielo que atesoré con tanto cariño, que abraze en momentos de felicidad, que cuide en momentos de lluvia y en el que coloqué mis esperanzas y toda mi fé. Eres mi mejor amigo, aquel que limpiaba mis lágrimas y colocaba una sonrisa en mi rostro de esa manera tan especial.
¡Desearía que te quedarás un poco más! Que fueras paciente.. Pero sería egoista; encerrarte en mi pequeña cajita y no dejarte salir hasta que todo se haya calmado.
El la abrazó fuerte. Sabía que la perdería, pero aun así quiso seguir.
-Algún dia, cuando tu y yo estemos viejos, nos volveremos a encontrar. Charlaremos y regresaremos por unos instantes al pasado. A este momento. Podremos mirar atrás y recordar que estas cosas son las que nos hacen fuertes. Son las cosas que te haran una mujer estúpenda. Tal vez no me entiendes, pero lo único que me importa es tu felicidad. Ese día.. Ese día tu me agradecerás que hoy, me alejé de ti. Te amo y es por eso que hoy me voy.
-Pero..
-No sigas. Dijo él con una voz llena de ternura.
Ella agacho la cabeza. Sus lágrimas no resistieron y salieron sin permiso algúno.
El la abrazó una vez más y decidió alejarse apretando sus puños; no resistia apesar de alejarse, aún oir el dolor de aquella mujer. Pues desde aquel día ella dejaba de ser su sol.




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