Pequeñas grandes conversaciones

Hoy, mientras pasaba la tarde, tuve una pequeña gran charla con mi guía.
- Que difícil es tomar decisiones.
- No es difícil. Cada decisión tomada es una experiencia.
- Pero, ¿qué hay si las decisiones que tomo son erradas?
- No hay decisiones erradas. Desde el principio de los tiempos se han tomado decisiones.. Decisiones que ante los ojos de algunos eran tonterias; cosas imposibles. Pero para otros estas eran maravillas, sino mira lo que estas decisiones "erradas" llevaron a Einstein, Eddison, Newton.. Siempre toma las decisiones que tengas que tomar aun cuando pienses que no sean las correctas.
- Pero, ¿qué pasa si mis decisiones afectan a otros? Odio que las personas sufran por mi.
- Las personas no sufren por tú culpa. Sufren porque ellos asi lo desean. Todos estamos en libertad de recibir o no lo bueno o malo que los demás tienen para dar.
- Entiendo. Pero aun así es muy complicado dar sin esperar recibir algo a cambio.
- Eh ahí el problema. Las personas dan esperando recibir lo que ellos quieren a cambio. Cuando esto no sucede, tienden a sufrir.
Simples desilusiones..
- Simples pero duras.
- Es mejor ver el vaso medio lleno que medio vacio, ¿no crees?
- Ya lo creo.
-Las personas son muy complicadas y es precisamente eso lo que hace la vida interesante. Comprender, sufrir, llorar, reir como también las desilusiones, esperanzas, desamor, decepciones.. Son solo herramientas que Dios nos da para salir adelante.
- Extrañas herramientas. Hacen que las personas desistan.
- Desisten porque no están recibiendo lo que esperaban..
- Vaya. Si que eres bueno.. Por eso es que me fascina platicar contigo.
- Contigo, diras.. Yo soy parte de tí. Y lo que sé, tu ya lo sabes. yo solo estoy aquí para recordartelo.

Dar sin esperar recibir nada a cambio. Que buena frase, ¿no?
Tan simple de mencionar. Tan fácil de dar en un vago consejo.. Tan difícil de prácticar.
Pero creo que habrá siempre un momento en que todos la práctiquemos.. Aunque sea una sola vez: Ya sea en dar un regalo en navidad o un 14 de febrero, en dar un halago, en dar tu última galletita de esas que tanto te gustan, sin haber esperado absolutamente nada a cambio.